MISION


MISIÓN

La Iglesia que Dios busca debe estar trabajando en una misma visión, con una misión bien dirigida. Para que podemos ser parte activa de la Gran Comisión de Nuestro Señor Jesús, hay 5 tareas que deben ser prioridades de toda Iglesia:

ORACIÓN (Ef. 3:20; 6:18; I Tes. 5:17: I Tim.2:1-4)
Es el arma más poderosa que tenemos en nuestras manos y es por esto que nos preocupamos por levantar y aumentar las reuniones y los grupos de intercesión. Los corazones de hombres, mujeres, jóvenes y niños pueden experimentar la paz que hay cuando vamos al trono de la gracia.

EVANGELISMO (Mateo 28:18-20; II Tim.4:5)
Es nuestra responsabilidad contagiar la pasión por las almas. ¿Cómo va a salvarse la gente, si no hay quién les predique? Todos estamos involucrados en esta importante labor y motivar a otros al evangelismo individual es básico en la vida del creyente y la Iglesia.

DISCIPULADO (II Tim.2:2)
Las personas dentro de la Iglesia deben ser alimentadas y fortalecidas. Es vital el mantener con sumo cuidado el desarrollo de estudios para principiantes o avanzados y vigilar que los discípulos crezcan con un buen equilibrio de enseñanza, doctrina y práctica. Somos todos los que tenemos que estar preparándonos para presentar defensa, para instar, corregir, instruir, edificar y exhortar en todo tiempo.

MISIONES (Jn.17:18; Mateo 28:18-20)
Existen dentro de la Iglesia muchos hombres y mujeres con firmes convicciones, que pueden ser enviados por el mundo y llevar la Palabra de Salvación y esperanza de Nuestro Señor Jesucristo. Cada Pastor y líder de la Iglesia debe evaluar y discernir en qué discípulos existe este genuino llamado a la obra del reino, los discípulos tienen que ser capacitados y apoyados al igual que otros que ya están en el campo misionero. Oramos constantemente por los lugares geográficos a donde Dios los quiere enviar y los motivamos para que en el tiempo de Dios, salgan a sembrar su preciosa semilla.

ALABANZA Y ADORACIÓN (Ef. 4:19; Sal. 149-150)
Empapar los corazones de esta generación sedienta por aguas nuevas con una alabanza que llegue hasta el cielo. Cambiar, restaurar, alegrar y alentar a cada alma es un gran reto para nosotros. Preparamos grupos de jóvenes discípulos vocalmente, en el uso de diversos instrumentos, coreografías y escenografías para mostrar al mundo entero que las aguas frescas de una alabanza y adoración sinceras, pueden estar llenas de de entusiasmo, energía y gran gozo demostrando así el amor y gratitud a nuestro Dios.

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